¡Oncobierzo: Nuevas Perspectivas en el Tratamiento del Cáncer! | Opinión | EL PAÍS
En la ciudad donde nací, al pedir una consumición, la persona al otro lado de la barra te interroga por el "pincho": “¿Tortilla, oreja, guiso de garbanzos o sopas de ajo?”. Nunca se sabe cómo un ponferradino utilizará el diminutivo, pero este recurso nunca falla: al final optas por una consumición por pincho, no sea que la orejina resulte más apetitosa que el guisín, y, además, ¿quién podría resistirse a alargar un poco la estancia si aún no has aportado ni una sola rondina y afuera hace un frío gélido, digno de provocar sabañones (pocas palabras pueden aumentar su magnitud)? En la ciudad donde nací, durante esta época, los bares se convierten en embajadas donde los expatriados nos encontramos con los locales, suspendiendo la realidad para crear espacios utópicos y de ensueño. Para el único día del año en que nos vemos, evitemos mencionar los problemas. Mornings de sol de invierno acariciando el rostro, mediodías de vino en el buche, y tardes de siesta en la cama. Pero la Navidad concluye y la ciudad continúa su curso; en los bares permanecen los carteles que muchos, en estos días, optan por no comentar para no aguar la fiesta, aunque no dejan de ser observados: con fotos en blanco y negro retratan a esos bercianos que no se marchan tras finalizar las festividades. Sobre sus rostros, enormes letras proclaman: “Mañana a tu hija le diagnosticarán cáncer y no tendrá un oncólogo”. No es una suposición: en mayo suspendieron los tratamientos oncológicos a medio centenar de personas por la falta de especialistas. Aquellos que requieren radioterapia deben acudir al hospital privado, donde hasta hace poco solo se ofrecían consultas menores, ya que el Gobierno de la comunidad autónoma decidió que una empresa privada adquiriera las máquinas antes de dotar de las infraestructuras adecuadas al hospital público que atiende a toda la comarca. Ahora, el servicio vuelve a estar en licitación. La plataforma que intenta visibilizar estas carencias se denomina Oncobierzo, un nombre que resume de manera precisa la gravedad de lo que acabo de relatar. 120.000 personas, las de El Bierzo, desprotegidas ante el cáncer. No hay diminutivo que pueda suavizar eso.
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